La acción premium de Diego Valoyes no le alcanzó a Talleres. Ni el cabezazo de Tenaglia que tuvo la complicidad de Burián y liquidó el partido. Tampoco el triunfo por 2-1 ni la buena campaña le bastaron. Porque no dependía de sí mismo en esta última fecha. Porque, en definitiva, Banfield, rival al que había vencido en el anterior compromiso, fue el equipo que se aseguró un lugar en la final con Boca por su victoria ante San Lorenzo.

Hizo su parte la T en Santa Fe. Con creces. Empezó a darle forma al triunfo desde esa perla del colombiano Valoyes, que no necesitó que el campo estuviera en buen estado para hacer uno de los mejores goles de la Copa Diego Maradona: tomó de volea un centro de Pochettino, el remate rozó en Piovi y se clavó.

Desde el vamos, los protagonistas y técnicos salieron contrariados a disputar un encuentro desnaturalizado. Charcos iniciales por todos lados, agua acumulada debajo del pasto y zonas de césped levantado. Como lo indican los manuales para partidos jugados en canchas llenas de agua, la premisa era que la pelota se trasladara poco por abajo, sobre en el primer tiempo, cuando el terreno peor se mostraba.

La acción premium de Diego Valoyes no le alcanzó a Talleres. Ni el cabezazo de Tenaglia que tuvo la complicidad de Burián y liquidó el partido. Tampoco el triunfo por 2-1 ni la buena campaña le bastaron. Porque no dependía de sí mismo en esta última fecha. Porque, en definitiva, Banfield, rival al que había vencido en el anterior compromiso, fue el equipo que se aseguró un lugar en la final con Boca por su victoria ante San Lorenzo.https://20163be14093689387f40d9c5e76d91d.safeframe.googlesyndication.com/safeframe/1-0-37/html/container.html

Hizo su parte la T en Santa Fe. Con creces. Empezó a darle forma al triunfo desde esa perla del colombiano Valoyes, que no necesitó que el campo estuviera en buen estado para hacer uno de los mejores goles de la Copa Diego Maradona: tomó de volea un centro de Pochettino, el remate rozó en Piovi y se clavó.

Desde el vamos, los protagonistas y técnicos salieron contrariados a disputar un encuentro desnaturalizado. Charcos iniciales por todos lados, agua acumulada debajo del pasto y zonas de césped levantado. Como lo indican los manuales para partidos jugados en canchas llenas de agua, la premisa era que la pelota se trasladara poco por abajo, sobre en el primer tiempo, cuando el terreno peor se mostraba.

Parecía mejor adaptado Colón a un partido desvirtuado, con avances por su izquierda, donde había menos agua. Un rato, nomás, duró eso. En un escenario que atentó contra el estilo de pelota contar el piso que caracteriza a ambos equipos, Talleres creció a partir del bombazo de Valoyes. Hasta lo puso entre las cuerdas en más ocasiones al local, pero sin justeza en el área. Cuando había que luchar en un campo que se prestaba para eso, se impuso en la etapa inicial.

El descuento del Sabalero, por intermedio del testazo de Sandoval, le puso algo de suspendo al resultado. Ya con al cancha más seca, Colón se animó más, encontró concesiones y espacios que dejaba el adversario. Y estuvo cerca de empatarlo. El marcador no se modificó, pero siguió sin darle chances a Talleres de llegar a la final en San Juan. Cuando ganar no alcanza.

Via ole,

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